Es fundamental explicar el término “convencional” para entender el tipo de escuelas a la que me refiero y justificar el uso de este término. El diccionario de la lengua española (RAE, 2001) señala que el término convencional, como adjetivo, contiene las siguientes cuatro acepciones:
- Perteneciente o relativo al convenio o pacto.
- Que resulta o se establece en virtud de precedentes o de costumbres.
- Dicho de una persona, de una actitud, de una idea, etcétera.: Poco originales y acomodaticias.
- Dicho de un acto, de una costumbre, de una indumentaria, etcétera.: Que se atienen a las normas mayoritariamente observadas.
- Perteneciente o relativo al convenio o pacto: Las escuelas que se denominan convencionales son aquellas que trabajan y se organizan bajo un convenio o pacto, por ejemplo bajo una ley o decreto educativo. Todos los países disponen de escuelas convencionales que trabajan bajo sistemas educativos definidos.
Pero estos pactos o convenios no solo suceden dentro de los países. Desde finales del siglo XX han aumentado los tratados educativos a nivel supranacional entre países cercanos políticamente, geográficamente o económicamente. Por ejemplo, en los artículos 165 y 166 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (UE, 2010) se señala el respeto a las normas y prioridades nacionales en el ámbito educativo, pero la Unión Europea se posiciona como coordinadora, facilitadora y asesora. Además, fomenta la cooperación entre los estados miembros y complementa sus acciones educativas (Vassiliou, 2014).
Otras uniones entre estados, como la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), la Association ofSoutheast Asian Nations (ASEAN) o la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a través de la United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO), están también impulsando convenios y pactos en materia educativa. Por tanto, podemos concluir señalando que a nivel supranacional también se está realizando una convención sobre la escuela. Esto nos hace ver la escuela convencional de forma más global. Ya no existe solo una convención estatal sobre la escuela, sino que ésta es cada vez más supranacional. Este proceso hace que las leyes educativas que dictan la manera de ser y de hacer de la escuela, sean cada vez más similares en todos los países, creándose una política educativa supranacional (Rizvi y Lingard, 2013; Valle, 2012).
Por tanto, según esta primera acepción, la escuela convencional sería aquella sujeta a pactos o convenios (leyes educativas). Esto es independiente a su calidad o a la existencia en ella metodologías alternativas o innovadoras.
- Que resulta o se establece en virtud de precedentes o de costumbres. Con esta segunda acepción, las escuelas convencionales, serían aquellas que resultan de una tradición o de algo precedente o aquellas que se establecen a partir de unas costumbres.
Aunque la cultura cambia y las escuelas convencionales también, siguen manteniendo la conexión con lo precedente. La única escuela no convencional sería aquella que rompiera con todo lo anterior (con la tradición), sin establecerse ni ser el resultado de nada previo.
El término “costumbre” es sustituido o absorbido en la mayoría de artículos por “cultura”. Vargas-Hernández (2002) entiende por cultura:
Conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o grupo social en un periodo determinado. El término cultura engloba además modos de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistemas de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias. (p. 3)
Sin embargo, al igual que sucedía con la aparición de pactos educativos supranacionales, en lo relacionado con la cultura o las costumbres, también existe un efecto de globalización que unifica y globaliza las costumbres. El término “globalización” explica el proceso por el cual la sociedad es cada vez más interdependiente, próxima culturalmente, reduciendo las barreras geográficas y temporales (Melendro Estefanía, Novo Villaverde, Murga Menoyo y Bautista Cerro, 2009). García Canclini (1995)habla de la globalización cultural como “el pasaje de identidades culturales tradicionales y modernas, de base territorial, a otras modernas y postmodernas, de carácter transterritorial”(p. 30).
Por tanto, según esta acepción, una escuela convencional sería aquella que continúa unas costumbres o tradiciones educativas previas.
- Dicho de una persona, de una actitud, de una idea, etcétera: Poco originales y acomodaticias. Las escuelas que se denominan convencionales son aquellas no originales y que se avienen fácilmente. Es decir, conformistas y acómodas.
La escuela convencional, según esta acepción, no tiene como objetivo la innovación, el cambio o la transformación profunda. Esto no significa que sus métodos sean peores o mejores, simplemente que no son originales, acomodándose a lo existente.
- Dicho de un acto, de una costumbre, de una indumentaria, etcétera: Que se atienen a las normas mayoritariamente observadas. Con esta cuarta y última acepción, la escuela convencional queda definida como aquella que la mayoría de personas atienen como normal. Se refiere a que sus características, espacios, tiempos, materiales, acciones… están dentro de los estándares de lo existente y que abunda. Es la escuela mayoritaria.
Tras abordar las cuatro acepciones del término “convencional”, podemos concluir que cualquier centro educativo que cumpliera al menos una se las cuatro acepciones sería convencional. Sin embargo, la escuela puede ser más o menos convencional dependiendo del número de acepciones que cumpla. Algunas escuelas pueden ser convencionales al ser públicas o concertadas (mixtas) y por tanto sujetas a una ley, y sin embargo tener una metodología muy innovadora (Feito y López Ruiz, 2008). Y a su vez una escuela privada puede organizarse de forma independiente o fuera de las leyes, pero no innovar y ser tradicional.
Desde estas cuatro acepciones parten las principales críticas hacia la escuela convencional. Se exige renovación en las leyes e innovación en las prácticas educativas. Sin embargo, existe una gran resistencia de los sistemas educativos al cambio. Esto se debe principalmente a los/as responsables de las políticas educativas, y de forma secundaria al profesorado y su resistencia a aprender y a cambiar (Sancho, 2009). Además, la sociedad en general tiene una visión muy tradicional y reduccionista de lo que puede ser la escuela, la clase, el currículo, los procesos de enseñanza y de aprendizaje y la evaluación, lo que impide la transformación (Cuban, 1993; Farrington y Small, 2008; Senge, 2000; Tyack y Tobin, 1994).
Esta resistencia al cambio y la existencia de autores/as con otras propuestas (como hemos visto en el anterior apartado), hace que emerjan movimientos alternativos (Pérez-Gómez, 2001) y que finalmente decidan crear escuelas.
Sergio Carneros
Referencias de los autores/as citados: Aquí