García Gómez (2011) señala que la escuela alternativa está limitada en la emancipación y la transformación, ya que su alumnado no está libre de sufrir los mecanismos de la opresión y la dominación ¿Qué opciones hay para salvar esta limitación?
Siguiendo a Freire (2001, p. 140), “no es posible separar la política de la educación, el acto político es pedagógico y el pedagógico es político”. La escuela libertaria es consciente de esto y por ello su propuesta tiene bases y fines anarquistas que le permiten un planteamiento claro hacia la eliminación de dicha opresión y dominación que imposibilitan la libertad real del ser humano.
Esta filosofía política anarquista tiene como base la negación de toda y de cualquier autoridad y la afirmación de la libertad. Al respecto, Gallo (1997, p.1) señala que “el propio acto de transformar esa actitud radical en un cuerpo de ideas abstractas, eternas y válidas en cualquier situación, constituirá la negación del principio básico de la libertad”. El anarquismo no es un sistema ideológico cerrado y delimitado, sino un conjunto de ideas abierto y en permanente cambio según características y condiciones sociales e históricas del momento, y cuyo objetivo es erradicar la dominación (Gallo, 1997; Roca Martínez, 2008). A partir de esta idea, Gallo (1997) define el anarquismo como una actitud básica bajo cuatro principios generadores:
- Autonomía individual. La propia idea de individuo solo es posible en cuanto constituyente de una sociedad. La sociedad solo existe en cuanto agrupamiento de individuos que, al constituirla, no pierden su condición de individuos autónomos, sino que la construyen. Por lo que la acción anarquista resulta esencialmente social, pero basada en cada uno de los individuos que componen la sociedad y establecida para cada uno de ellos.
- Autogestión social. Como consecuencia del principio de libertad individual, el anarquismo es contrario a todo y a cualquier poder institucionalizado, a cualquier autoridad y jerarquización y a cualquier forma de asociación así constituida. Para las personas anarquistas la gestión de la sociedad debe ser directa (autogestionada). Radicalmente contrarias a la democracia representativa, donde determinado número de representantes es elegido para actuar en nombre de la población, proponen una democracia participativa en la que cada persona participe activamente en los destinos sociopolíticos de su comunidad.
- La creación de los estados es un proceso de dominación y de explotación. Para las ideas anarquistas resulta inconcebible que una lucha sociopolítica por la emancipación de los trabajadores y por la construcción de una sociedad libertaria pueda restringirse a un país o grupo de países. De ahí la defensa de un internacionalismo de la revolución, que solo tendría sentido si fuese globalizada.
- Acción Directa. La estrategia anarquista utiliza la acción directa, buscando que toda la sociedad, cada individuo, construya la revolución. Esto se traduce principalmente en actividades educativas (formales y no formales) y de comunicación (prensa, panfletos, teatro…), destinadas a despertar la conciencia y la necesidad de que la revolución surja en cada uno de los individuos.
Ovejero Bernal (2005) señala que esta estrategia de acción directa hace que la educación y la cultura ocupen siempre un lugar central en el pensamiento y preocupación anarquista. Las ideas educativas de la pedagogía libertaria nacen de los históricos pensadores anarquistas como Bakunin (1869/1979,1882/2014), Kropotkin (1890/2003, 1892/2005), Proudhon (1840/2006, 1863/2011) y Malatesta (1894/1988)y se concretan a través de los influyentes proyectos pedagógicos libertarios de Tolstoi (1875/2003), Robin (1893/1981) oFerrer Guardia (1908/2002). En la base de la propuesta de todos estos autores se halla la idea de que la educación se establece como un agente liberadorhacia una sociedad sin privilegios ni jerarquías, contraria a la sociedad capitalista (Sardu, 2008; Suriano, 2004; Santos Pérez, 2015). Siguiendo aTiana (1987) y a Ovejero Bernal (2005),la educación libertaria se basa en las siguientes ideas:
- La educación es inseparable de la revolución: La revolución no se puede llevar a cabo sin un cierto grado de cultura y de transformación de las conciencias. La educación se convierte para muchos en la tarea fundamental de la revolución, defendiendo que la educación del pueblo conduce inevitablemente a la revolución.
- La educación debe desarrollarse en y para la libertad: Para el anarquismo la libertad es la esencia de la naturaleza humana y debe ser la base de todas las relaciones sociales, por lo que debe estar presente como objetivo fundamental del proceso educativo. Una educación debe formar personas libres. Por tanto, la eficacia de una acción educativa puede medirse por la autonomía que consigue el alumnado. Pero además, la libertad no es solo una meta, sino también el instrumento para alcanzarla.
- La educación debe desarrollar a la persona integralmente: Encuentra su fundamento en el principio de la igualdad natural de las personas, del que se deriva la exigencia del desarrollo de todas sus posibilidades y que pretende formar en el niño/a una personalidad equilibrada y alejada de todo prejuicio y de todo dogmatismo.
- La educación debe promover lo específico de cada persona: Todas las personas son iguales (nunca desiguales), pero a su vez son diferentes. Por ello la educación debe cultivar la diferencia y sacar lo mejor de cada persona para promover lo específico de cada una y posibilitar así la construcción de su propia vida.
- La educación debe hacer a la persona moral, laica y racional: Se trata de una educación opuesta al dogmatismo y sectarismo impartido por las instituciones oficiales, pero fiel a los principios de la moral natural, laica y racional. Y esa educación moral se asienta sobre la libertad y la solidaridad. Ferrer Guardia (1908/2002) lo afirma de la siguiente manera hablando de la misión de la Escuela Moderna:
Consiste en hacer que los niños y niñas que se le confíen lleguen a ser personas instruidas, verídicas, justas y libres de todo prejuicio… Enseñará los verdaderos deberes sociales, de conformidad con la justamáxima: “No hay deberes sin derechos; no hay derechos sin deberes”. (Ferrer Guardia, 1908/2002, pp. 77-78)
- Una educación nueva exige un medio social libre: La revolución ha de ser más extensa, no es suficiente solo con la transformación de la educación y la cultura. Debe abarcar todas aquellas estructuras sociales que fundamentan la convivencia y las relaciones políticas y económicas (relaciones de poder, las estructuras de propiedad, los modos de organización familiar, las formas de producción e incluso las relaciones interpersonales e intercomunitarias, etcétera).
- La educación no reduce su acción a la infancia ni está circunscrita a unas instituciones escolares: Aunque la educación en la infancia es especial al tratar dela primera fase de la vida, para los y las anarquistas son igual de importantes las acciones educativas dirigidas a las personas adultas, creándose ateneos, grupos artísticos y otras instituciones culturales. Además, para el anarquismo la educación es responsabilidad de un grupo social y no de unas instituciones escolares, por lo que la educación no formal adquiriere para ellos un valor extraordinario.
Suriano (2004) y Sardu (2008) exponen que los/as anarquistas tradicionalmente disputan el monopolio de la escuela convencional o estatal por dos razones: 1) porque tienden a reproducir las desigualdades, mantener y garantizar los privilegios y avalar la reproducción de los grupos dominantes, y 2) por difundir una educación patriótica y nacional, que construye ficticias opciones sociales y políticas. Aunque en la pedagogía libertaria hay diferentes corrientes, todas se destacaban por el ateísmo, el antiestatismo, el antinacionalismo, la coeducación sexual y de clases, la base científica de la enseñanza y una amplia libertad otorgada al alumnado, incluyendo la eliminación de premios y castigos (Suriano, 2004). Se visualiza el deseo de autogobierno y regulación individual de los sujetos con el fin de lograr un individuo revolucionario y libertario (Sardu, 2008). Siguiendo a Giacomoni (2008), las aportaciones de la pedagogía libertaria a la educación (incluido a las escuelas alternativas) se engloban en cuatro bloques:
- El concepto de educación. Cree en la modificación de los individuos a través de la relación con el ambiente, no como imposición desde afuera. El objetivo de la escuela no sería transformar un principiante en un especialista, sino proporcionar una preparación y buenos métodos de trabajo para estimular a una búsqueda sincera de la verdad. Siendo la educación un proceso en continua transformación.
- El papel del educador/a. Le sitúa como guía e iniciador/a, estimulando la búsqueda y la curiosidad del otro/a. De este modo el educador/a es un facilitador/a de información, pero también un ejemplo concreto de práctica de la libertad y de la solidaridad. Además, debe tener la habilidad de no ofrecer los mismos estímulos a personas diferentes porque significaría consolidar las desigualdades.
- Colaboración entre familia y escuela. La educación libertaria tiene que afectar de igual manera al contexto familiar y a la escuela. Si la lucha es para una educación diferente, hay que empezar por la que se imparte en la familia. La educación libertaria rechaza el papel represivo, ya sean padres, madres o docentes, sosteniendo la necesidad de fundar un nuevo sistema educativo. Si no hay colaboración entre estas dos instituciones, cualquier acción resulta vana.
- Relación entre educación y revolución. “Educación y revolución se completan mutuamente: un educador/a no puede olvidar todo lo que la educación debe a la revolución, así como un revolucionario/a consciente seguramente no puede olvidarse de la educación” (Giacomoni, 2008, p. 90). Sin una educación libertaria, no puede tener lugar un cambio que se base en la destrucción de un sistema autoritario y de explotación y que tienda a la construcción de nuevas relaciones sociales, nuevos valores y nuevas relaciones económicas y políticas. Es importante asumir desde un principio la perspectiva de un cambio, sin esperar que todos estén instruidos, dado que el acto de rebelión constituye en sí mismo una gran escuela de formación.
Las pedagogías libertarias buscan en gran medida la autodeterminación del ser como proceso de reivindicación y liberación humana y no humana (Hernández, 2016). Para ello es necesario redefinir el proceso educativo, partiendo de la libertad como fundamento de la existencia, pasando por un proceso ético que vuelva a reivindicar al ser en tanto a su individualidad como a su colectividad (mutualidad inseparable). Siguiendo aHernández (2016), de tal posicionamiento emanan tres principios rectores que toda práctica que se asuma como pedagogía libertaria debe poseer (en mayor o menor medida) de acuerdo con cada contexto:
- Antiautoritarismo. Debe existir una concepción de negación ante las relaciones de poder. Las relaciones docente-estudiante, estudiante-docente (si es que las hay) o entre los participantes deben ser dialécticas y horizontales, haciendo énfasis en lo que respecta al individualismo del educando, ya que cada sujeto tiene sus propias maneras de aprender. Por lo mismo, no se pueden imponer las mismas formas para todo el alumnado, pues es un error fatal y hasta antipedagógico. En consecuencia, se debe repensar el proceso de aprendizaje en torno a los intereses, potenciando la libertad y la autonomía.
- Educación integral. Se refiere a la formación integral y holística del ser(lo cognitivo, lo físico, lo emocional, lo artístico, lo moral…). Por tanto, no solo se debe hacer énfasis en los contenidos formales, sino también en lo informal y no formal, todo lo humano y lo no humano.
- Autogestión pedagógica. El diagnóstico, planificación, diseño, práctica y evaluación, está a cargo de los individuos o grupo. Nadie puede influir en la construcción del currículo (si es que lo hay), sobre cada individuo recae la responsabilidad de la construcción de su propia educación. Hernández, J. (2016) menciona que dicha autoorganización pedagógica guarda cinco aspectos en sus entrañas, los cuales tienen que florecer dentro de dicha autogestión:
- Generar espacios educativos: centros, escuelas, casas culturales, ateneos, etcétera.
- Autogestión de contenidos: los participantes de un espacio educativo decidirán los contenidos a estudiar. En gran medida esta selección deviene de intereses personales o colectivos, pero es de suma importancia que los propios miembros sean quienes construyan el contenido temático.
III. Auto-organización de estudios: de igual forma que en el punto anterior, los miembros de los espacios educativos son quienes decidirán la organización de los estudios: fechas, tiempos, asambleísmo, roles y distribución del espacio, entre otros.
- Autogestión económica: lo que atañe a los gastos que genera un espacio educativo, recaerá en los y las participantes. Se promueve el uso de la economía solidaria, así como la gestión de una fuente de generación de recursos.
- Autodidactismo: se espera que las personas integrantes de los espacios educativos desarrollen el espíritu de autoaprendizaje con todo lo que conlleva (interés, compromiso, convicción, investigación, análisis, colaboración, transformación, praxis…).
Para otros autores como Foschi (2014), la pedagogía libertaria podría recoger los pensamientos pedagógicos desarrollados por intelectuales que crearon una escuela no represiva basada en la transmisión crítica del saber. “La anarquía es sobre todo la búsqueda incansable de una sociedad mejor; sobre todo porque la que está vigente demuestra día a día su inoperancia, su falsedad y su resignación” (Martín Luengo, 2006, p. 19). Desde este punto de vista, es cierto que no todos los autores y autoras con planteamiento libertario se han considerado anarquistas (por ejemplo, Paulo Freire). Esto es lo que sucede también con muchas de las escuelas alternativas actuales que acogen ideas libertarias evitando (con conocimiento o desconocimiento) cualquier término relacionado con lo anarquista. Siguiendo a Hernández (2016), las escuelas alternativas con perspectivas libertarias, críticas y emancipadoras (más o menos explícitas) se construyen a partir de múltiples concepciones teóricas y momentos históricos que recojo en tres enfoques:
- La Escuela Nueva como grupo de movimientos pedagógicos de carácter progresista despertados inicialmente por autores como Jean-Jacques Rousseau (1762/1985, 1782 /1986, 1755/2004) y Johann Heinrich Pestalozzi (1819/1996, 1826/2003, 1803/2004), que critican la educación tradicional ylas prácticas inmersas en el enciclopedismo, relaciones de poder entre docente-estudiante, la pasividad del alumnado, el objetivismo, etcétera. Esta influencia de la Escuela Nueva sitúa al alumnado como centro del proceso educativo, es decir, se construye a partir de las necesidades e intereses del alumnado y, consecuentemente, se individualizará el proceso de enseñanza-aprendizaje. El profesorado se convierte en guía del estudiante en cuanto a su interacción con los contenidos y medios didácticos.
- Los aportes de la pedagogía crítica como potenciador del cambio sociocultural ante los dominios, creencias y costumbres que oprimen a los sujetos, impulsada por Paulo Freire (1970, 1990, 1993) y seguida por autores como Giroux (1983, 1992) y McLaren (1997, 2003). Se trata de una constante búsqueda de emancipación del ser humano, bajo una concientización de los procesos económicos, políticos y culturales que potencien el cambio individual y social.
- Los aportes de la filosofía política anarquista, tal y como he señalado en otras publicaciones, son muchos desde autores históricos como Bakunin (1869/1979; 1882/2014) o Kropotkin (1890/2003; 1892/2005). Destaco la destrucción del poder, entendido como nulificar una voluntad sobre otra. Se busca que en el proceso de aprendizaje se potencie la autonomía, la construcción social cordial en concordancia con la autonomía individual y la acción directa como medida de praxis.
García (2017) y Giacomoni (2017) indican que muchas de las ideas más valoradas hoy en las escuelas alternativas como las relaciones horizontales, el aprendizaje autodirigido, la coeducación, el rechazo a los juegos competitivos y a la propiedad privada, la autoevaluación, la asamblea, la participación de la familia o la autogestión, tuvieron sus orígenes en la ideología libertaria.
Ahora existen muchas escuelitas y proyectos pequeños que se definen como libres, pero que no se quieren definir como libertarias. Sin embargo, el contenido de la escuela libre es bastante parecido al de la escuela libertaria de los años 30 y 36. Solo que la etiqueta libertaria o anarquista siempre asusta, entonces la mayoría no hace referencia a este tipo de pedagogía (…). Siempre se considera que la educación libertaria sea más ideológica, pero lo que yo he encontrado de esa época no es así. Aspiraba a crear hombres y huía de los sectarismos y de la transmisión de ideología.(Giacomani, 2017, p.1)
Parece que la mayoría de escuelas alternativas no hacen referencia a la pedagogía libertaria por huir de la política. Al respecto, Giacomani (2017) cree que el problema está en relacionar política con un sistema político de gobierno. La política es también lo que hacemos y decidimos cada día, no está a un nivel superior. Lo que propone la pedagogía libertaria es que la política sea nuestra vida, nuestra elección de vida, la coherencia. Una coherencia que no permita a la escuela inculcar valores, realizar acciones o tomar decisiones que perpetúen las injusticas.
Sergio Carneros
Referencias de los autores/as citados: Aquí